miércoles, 9 de febrero de 2011

¿Desterrar la tristeza?

Uno, dos, tres, seis, nueve, doce, veinticuatro, veintiocho, treinta y dos, sesenta y cuatro, sesenta y nueve. Continúa el patrón, quiero que mis pies exploten, que al menos algo en mí lo haga. Sí, estás en lo correcto; esos son los pasos que llevo. Caminando, esquivando escarpas, evadiendo lo que siento. Hurté dos chocolates del frasco de la abuela antes de salir ... sólo espero y no se de cuenta. Orgasmo bucal. Me detengo en la esquina siguiente y tomo el primer bus que pasa. Vaya que no tengo ánimo alguno. El chofer me sonríe, como si me conociera; tal vez de un viaje anterior. Lo miro con indiferencia y me echo al primer asiento libre que notan mis ojos. No espero mucho y me bajo. ¡Carajo! "Calle en reparación" y con la prisa que tengo en llegar y encerrarme. Camino dos méndigas calles demás, azoto la puerta y grito - ¡Ya llegué!- . Las horas pasan y pasan. El tiempo se hace demasiado largo para los que sufren. No parece ser una noche especial, hasta el momento. Ni mucho ni poco, una cena cotidiana y un film ordinario. Mi compañera se dirige hacía mí y se sienta en el catre donde estoy postrada. En seguida me percato que ella también puede percibir aquel aire pusilánime que yace junto a mí. No vale la pena siquiera fingir, no con ella. Coloco mi cabeza en sus piernas mientras ella enreda sus dedos en mi cabello. Me echo a llorar con la misma velocidad de las señoras que se cuelan en el mercado. Pasaron un par de minutos y mi boca no dejaba de escupir historias. El llanto cesaba poco a poco, lento; como el andar de una tortuga. Ella aún tenía los dedos enredados en mi cabellera, me dio un consejo y dejo de hablar. Todavía lo recuerdo: " Desgastate en el transcurso del día, quizás así puedas aligerar tus noches y de paso te libras de esas ojeras";  un sabio consejo, el consejo de mi madre. Siempre procurando cuidar mi belleza, así es ella. Y al final, el resto de la noche se disipo de recuerdos. Una pasión y un remolino de emociones por toda la habitación. Y con la necesidad que tenía de deshacerme de mi tristeza, de amarrarla a un papagayo y mandarla  a volar. Sólo pretendía erradicarla y no dejarla esparcirse dentro de mi ser. No quería que me tumbara, pero  ¿Cómo arrancarla desde la raíz y dejarla perecer en una cubeta? ¿Cómo destierras tristeza?.

10 comentarios:

  1. >Amarrarla a un papagayo y mandarla a volar.
    Se me antojaron unos de esos chocolates.

    ResponderEliminar
  2. Con orgasmos bucales y algarabía interior.

    ResponderEliminar
  3. Cuando quieras piruja, sólo que hay burlar la seguridad de la abuela para obtenerlos.

    ResponderEliminar
  4. yeah!!! que buenas letras leo!! me gusta tu manera tan sutil de explicar lo que pasa en tu cabeza!! me encanta el juego de palabras!! te quier mucho nefer!! espero algún día nos echemos una buena platicada en persona!! :D cuídate!! besotes

    ResponderEliminar
  5. Pásala a otra maceta.

    ResponderEliminar
  6. > Anónimo's. ¡¡Sus comentarios, jaja!! =)

    > German, muchas gracias. Y sí, espero verte pronto para poderme quitar esa etiqueta de "torzona", ya los quiero escuchar a "Los detectives" de nuevo =) Un besote, se te estima un buen.

    ResponderEliminar
  7. Es difícil aceptar la verdad, cuando todo cae, cuando todo esta por detrás, es difícil aceptar la realidad, aceptar las fallas que surgieron juntos al caminar.

    ResponderEliminar
  8. yeaa bby tu te inspiras muy bien jejeje es muy chido lo q escribes por algo soy tu fan jejeje <3

    ResponderEliminar
  9. ¡Que lindo, German! Eres bueno, no dejes de escribir.

    > Anónimo, ¡¡Jaja!! Más bien, Oscar. Muchas gracias por tomarte el tiempo de leerme.

    ResponderEliminar